viernes, 13 de julio de 2007
Bienvenidos Estudiantes:
En este blog ustedes deben registrar todos y cada uno de los talleres que se proponen en el programa del curso afín de socializar las imagenes y opiniones sobre ellas. Recuerde que el exito del curso depende en gran medida del empeño de todos y cada uno de nosostros. Por lo tanto los invito a trabajar fuertemente y con la mayor disponibilidad del mundo. En el espacio dispuesto para la etiqueta ustedes deben poner el nombre del ejercicio. Gracias.
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Funciones del lenguaje
Augusto Solórzano
Magíster en estética
La función principal de cualquier lenguaje es la de hacer posible el permanente intercambio de mensajes dentro de un contexto en particular. Mediante el empleo de los distintos actos del habla es que toda una colectividad hace posible que los mensajes sean trasmitidos en los diferentes contextos y que, por lo tanto, el proceso de comunicación se lleve a cabo al interior de la sociedad.
En la vida cotidiana estamos tan familiarizados con todos y cada uno de los actos del habla que pocas veces nos detenemos a pensar en la manera en que ellos posibilitan el proceso comunicativo como tal. Cuando en la calle alguien nos pregunta la hora o nos solicita que le demos la dirección exacta de un lugar en particular no somos concientes del acto lingüístico que a través de la acción de preguntar y contestar se esta llevando a cabo en ese momento.
En el ejemplo que acabamos de mencionar, el simple saludo o guiño de quien pide la hora o solicita información acerca de un lugar, es de por si un acto de habla fático, en tanto que a través de él es que se ha podido dar inicio al proceso comunicativo entre dos o mas personas, al tiempo que el acto de preguntar y el dar la dirección han sido calorados por los lingüistas como actos de habla mayores. A pesar de que en la vida diaria nos veamos inmersos en este tipo de situaciones, solo los estudiosos del lenguaje son capaces de dimensionar los alcances semióticos y pragmáticos que dichos actos del habla tienen a la hora de establecer los distintos lazos culturales.
El pedir la hora o el solicitar una dirección va mucho mas allá de ser un simple acto empírico ya que éste termina transformándose en una conducta social mucho más compleja de la que en apariencia podría suponerse en un principio. Desde esta perspectiva es posible determinar que lo que sucede en la comunicación es que sencillamente existen mensajes cuya información tiene un carácter netamente informativo (órdenes, datos puntuales sobre alguien o algo) y, otros tantos que conllevan cierta subjetividad tal como sucede con los mensajes que provienen del mundo del arte, la música, la danza, el amor etc.
En líneas atrás ya veíamos cómo el hablar de la cultura significaba hablar de los diferentes procesos de significación y por tanto de comunicación, así como también de la manera en que una sociedad determinada aparecía cuando en el simple entorno salían a flote las distintas relaciones de significación que terminaban por trasformar a éste en medio. De hecho, podría decirse que la cultura es simplemente un fenómeno semiológico que inventa sus propios lenguajes y a través de ellos hace posible el intercambio de objetos entre las sociedades. Y que el lenguaje es el instrumento de comunicación que le sirve a toda una comunidad para manifestar finalidades específicas. Tales finalidades reciben el nombre de funciones.
En el ámbito académico se ha venido discutiendo desde hace algún tiempo si estas “funciones” deben ser nombradas “funciones de la comunicación” o “funciones del lenguaje”. Dentro de nuestro contexto es mejor llamarlas de la segunda forma, ya que como hemos venido señalando líneas atrás, el lenguaje es el vehículo que hace posible la comunicación del idioma y todos los idiomas tienen las mismas funciones.
Antes de entrar a detallar todas y cada una de las funciones del lenguaje y la forma en que cada una de ellas posibilitan el intercambio comunicativo del hombre con sus demás congéneres (bien se a éste objetivo o subjetivo), es necesario decir que las funciones han sido clasificadas en cuatro distintos niveles así: Nivel pre-científico o pre-técnico, Nivel técnico instrumental, nivel científico y por último, el nivel estético.
En el siguiente grafico se ilustra esquemáticamente cada uno de los niveles y sus subsecuentes funciones que, luego analizaremos más detenidamente en líneas posteriores:
El Nivel Pre-científico y pre-técnico se refiere a la manera en que el hombre y el animal se identifican con la naturaleza de forma netamente subjetiva. En él los signos y el lenguaje tienen dos funciones principales: la función expresiva y la función mimética. La función expresiva es la encargada de manifestar los sentimientos del usuario. Como bien lo indica su nombre a través de ella el hombre expresa o libera sus sentimientos mediante el empleo de ruidos y sonidos; por la alteración del orden normal de las palabras; o simplemente, mediante entonaciones exclamativas y el empleo de sufijos. En términos prácticos esta función está orientada a que el emisor infiera o deduzca el estado emocional de quien le esta emitiendo el mensaje. De allí emana su carácter subjetivo. Las propias exclamaciones, el énfasis en la entonación de las palabras, la risa, las interrupciones, los gestos, la alteración del orden de las palabras, las exclamaciones, los elementos emotivos de todo tipo bien sean éstos diminutivos, aumentativos, despectivos, los adjetivos valorativos, los términos connotativos o equívocos y, por supuesto, las expresiones que hacen uso del modo subjuntivo optativo tan características del lenguaje coloquial, hacen parte de esta función. Su carácter subjetivo sale a flote cuando por ejemplo expresamos un “¡ay!” de dolor una vez nos hemos dado un golpe, cuando decimos a nuestra novia que la echamos de menos o, cuando decimos que odiamos las espinacas. Ella también se encuentra dentro de sistemas tales como la pintura, la música y la moda.
Dentro de este nivel también se encuentra la función mimética o metalingustica que se hace presente en la vida cotidiana cada vez que el hombre, mediante empleo de ruidos guturales, nasalidades y articulaciones imita los sonidos de la fauna o las formas de la naturaleza. Para lograrlo, el hombre hace uso de la onomatopeya (palabras cuyo sonido recuerda la realidad a la que se refiere (miau-miau, plaf o tictac y en las que existe una motivación entre el significante y el referente). Su foco central es el código. En ella la lengua se toma a sí misma como referente, cuando la lengua habla de la lengua.
A diferencia del nivel anterior donde el interés estaba enfocado hacia una comunicación de carácter subjetivo, en este segundo nivel conocido como el técnico instrumental las funciones giran en torno a que el hombre encuentre su propia identidad a través de lo objetivo. En él los signos y el lenguaje tienen dos funciones básicas: la función tendenciosa o conativa y la función fática o de mantenimiento.
En la función tendenciosa o conativa el hombre hace uso del lenguaje en todas sus dimensiones para llamar la atención del otro; es decir, para que ese “otro” haga o deje de hacer algo en particular. Mediante su uso pretendemos provocar una reacción específica en el receptor, quien es el que finalmente se convierte en el elemento fundamental en ella. Por excelencia, es la función de mandato y pregunta y, generalmente, sus recursos lingüísticos son los vocativos (llamativos), el modo imperativo (las ordenes), las oraciones interrogativas. También se halla presente cuando utilizamos deliberadamente elementos afectivos, adjetivos valorativos, términos connotativos (significadores) y, toda la serie de recursos retóricos. El famoso “abra aquí” tan propio de los instructivos gráficos, la expresión “cállese” o “abre la ventana, por favor” son tan solo algunos ejemplos que caracterizan a esta función, así como también lo es un determinado color en una prenda de vestir, un grito de auxilio o, un escuadrón policivo en una esquina etc. Dentro del comportamiento animal esta función también está latente cuando por ejemplo el perro ladra para salir a la calle o para que se le de de comer, así como también cuando la hembra llama al macho para iniciar el ciclo reproductivo.
Por su parte la función fática (conocida también como la función de mantenimiento), sirve para asegurar que el circuito de comunicación entre el emisor y el receptor se mantenga abierto. De ella hacen parte expresiones tales como “y entonces…” “ya veo” “umm….ya” o “bien” son muy comunes cuando la gente habla por teléfono y, en general, todas las palabras a las que se recurre en el lenguaje coloquial para cerciorarse de que el otro este escuchándolo a uno. También la función tendenciosa, conativa o apelativa aparece a través de notas muy altas o muy bajas en las canciones o mediante chistes grotescos en la obras dramatúrgicas. Unas y otros están dispuestos para mantener la atención del receptor y tenerlo siempre a la expectativa. Está orientada al canal. La finalidad es establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, o bien comprobar si existe "contacto". En esencia, su contenido informativo es más bien escaso por no decir totalmente nulo y, en algunas ocasiones (tal como sucede en las conversaciones de novios por ejemplo), éste resulta ser redundante y previsible. Por eso, precisamente esta función se asocia con la charla intrascendente sobre el tiempo, la salud y otros tantos tópicos
El tercer nivel es conocido como nivel científico y a él solo corresponde la función representativa, referencial, denotativa o simbólica que, en pocas palabras, es una especie de puente entre lo subjetivo y lo objetivo que permite el permanente diálogo entre uno y otro. A través de ella es que el hombre trasforma su mundo en la medida en que lo conoce como por ejemplo cuando alguien le dice a otro “está lloviendo”, o “la capital de Colombia es Bogotá”. La palabra y, concretamente, el símbolo, se convierte en el medio que permite comprender y entender la realidad y transformarla en objeto de la comunicación. Dentro del esquema comunicativo ella está orientada al contexto o referente y se encarga de trasmitir contenidos objetivos referidos a la realidad extralingüística. Debido a que se mantiene totalmente alejada de la subjetividad ella es utilizada para exponer hechos y realidades concretas como las que estructuran el lenguaje científico donde la entonación es totalmente neutra, su modo es netamente indicativo y prevalece la ausencia de adjetivación valorativa ya que su léxico es en esencia denotativo.
También vale señalar que a pesar de los diferentes nombres que recibe esta función, ésta se presenta cuando el emisor y el receptor se comunican algo del mundo real o imaginario al que ambos pueden referirse, hecho que la convierte en una función exclusiva del hombre.
Aunque la función representativa o referencial hace parte del lenguaje articulado, también está presente en la moda, la mitología, los alfabetos, las señales de transito, el cine y, en general, en todas aquellas manifestaciones que permiten la comunicación significativa.
El último nivel, el estético también contiene una sola función, la estética o poética. En ella, el símbolo se encarga de llamar la atención sobre su propia forma o expresión y por eso se dice que es la función orientada al mensaje mismo; es decir, que mientras en las funciones anteriores el signo se utiliza en forma práctica para expresar diferentes contenidos, en la función estética el emisor realiza “la forma de expresión” hecho que hace que ésta posea un elevado sentido de la información. Un ejemplo característico de esta función aparece cuando una mujer busca unos zapatos con un tono específico de azul para que estos “corten” mejor con el color del bolso y así producir una combinación estética más agradable para los demás. En el caso del lenguaje articulado, la función estética aparece cuando en la cotidianidad el hombre dispone de un orden determinado mucho más rítmico para decir ciertas palabras: decimos “Adán y Eva” y no “Eva y Adán” porque sencillamente por costumbre o por armonía suena mejor la primera expresión.
Esta función aparece siempre que la expresión atrae la atención sobre su forma y, de hecho puede decirse que en un sentido técnico, ella posee una elevada información. Constantemente la encontramos en lenguaje publicitario bajo la figura de lo eslóganes y también en todas aquellas manifestaciones lingüísticas en la que el lenguaje se utilice con propósito estético o chocante como por ejemplo cuando decimos ¡contamos contigo! Aquí la repetición de “cont” se encarga de atraer mucho más la atención del receptor en tanto que la hace mucho más fácil de recordar, al tiempo que también la hace más atrayente al oído.
El siguiente esquema fue el que le sirvió de base al teórico y lingüista ruso Roman jakobson para planificar las seis funciones antes mencionadas:
La comunicación humana.
Comunicación.
Elementos de la comunicación:
• Emisor.
• Receptor.
• Mensaje.
• Código.
• Canal. Las funciones del lenguaje.
Denotativa o referencial.
Emotiva o expresiva.
Conativa o apelativa.
Fática o de contacto.
Poética o estética.
Metalingüística.
-
En el año 2001 Nestor Sexe en su libro “Diseño. Com” hace clara referencia a la teoria del cartel propuesta por Norberto Chaves, teoría que a su vez está fundamentada en los planteamientos estructuralistas de Jabokson. Si se mira al detalle ello representa un gran esfuerzo en tanto que lo que lo que Chaves nos ofrece es una aplicación directa, una base concreta para entender cómo pueden operar los conceptos lingüísticos (en este caso las funciones del lenguaje) al campo de la imagen en general.
En las siguientes líneas nos detendremos a comparar cómo operan las funciones del lenguaje en términos lingüísticos y en la teoría del cartel.
Funciones del lenguaje.
Emotiva o expresiva.
Se da cuando expresamos sentimientos o deseos. Ej. : ¡Qué pena, Colombia por poco gana el partido!
En la teoría del cartel esta función corresponde a la Identificación: se presenta cuando el mensaje logra convertirse e inscribirse en algo significativo para el receptor tal como sucede con las marcas y los logotipos que logramos recordar sin esfuerzo alguno.
Mimética o metalingüística.
Cuando utilizas la lengua para hablar del propio lenguaje. Ej. : Pero, es un adjetivo calificativo.
En la teoría del cartel esta función corresponde a la convencionalidad: capacidad de la que dispone el mensaje para comunicar sus propias claves de descodificación. En ella se recurre al uso de códigos que vinculan al texto con la imagen, los buenos usos del dispositivo, la correcta lectura de la imagen por parte del receptor, la correcta composición, diagramación y selección de tipografías etc.
Tendenciosa conativa o apelativa.
El hablante quiere llamar la atención al oyente. Ej. : ¡Oye, oye, espera un momento!
En la teoría del cartel esta función corresponde a la persuasión:
En esencia es la capacidad que tiene el mensaje para producir efectos posteriores a la propia comunicación. Esta función se caracteriza por hacer uso de la seducción y también de la coacción.
Fática o de mantenimento.
Se utiliza para establecer contacto o cortar la comunicación. Ej. : Hola, ¿qué tal? ¡Adiós, hasta pronto!
En la teoría del cartel esta función corresponde al contacto:
Como puede deducirse desde su nombre mismo, esta función tiene por objetivo poner en contacto al emisor con el receptor, y para ello hace uso de llamados de atención, de incitaciones para que el cartel sea observado y, para que éste se mantenga en la memoria de quien lo ve y lo lee.
Representativa, referencial, denotativa o simbólica.
Se produce cuando el emisor utiliza el lenguaje para transmitir una información al receptor. Ej.: Son las tres y media.
En la teoría del cartel esta función corresponde a la información: capacidad de la que hace uso el emisor para trasmitir en su mensaje representaciones, ideas o imágenes correspondientes a un tema especifico.
Estética o poética.
Se utiliza cuando se busca la belleza y el mensaje oral o escrito se cuida especialmente. Ej. : Amar es cuando la proteges de la lluvia y el viento.
Amar es cuando la abrazas y te olvidas del tiempo.
A través de ella el mensaje se constituye en un hecho visual que ante todo agrada al receptor y, a través de ello es más fácilmente aceptado por el receptor.
Funciones del lenguaje
Augusto Solórzano
Magíster en estética
La función principal de cualquier lenguaje es la de hacer posible el permanente intercambio de mensajes dentro de un contexto en particular. Mediante el empleo de los distintos actos del habla es que toda una colectividad hace posible que los mensajes sean trasmitidos en los diferentes contextos y que, por lo tanto, el proceso de comunicación se lleve a cabo al interior de la sociedad.
En la vida cotidiana estamos tan familiarizados con todos y cada uno de los actos del habla que pocas veces nos detenemos a pensar en la manera en que ellos posibilitan el proceso comunicativo como tal. Cuando en la calle alguien nos pregunta la hora o nos solicita que le demos la dirección exacta de un lugar en particular no somos concientes del acto lingüístico que a través de la acción de preguntar y contestar se esta llevando a cabo en ese momento.
En el ejemplo que acabamos de mencionar, el simple saludo o guiño de quien pide la hora o solicita información acerca de un lugar, es de por si un acto de habla fático, en tanto que a través de él es que se ha podido dar inicio al proceso comunicativo entre dos o mas personas, al tiempo que el acto de preguntar y el dar la dirección han sido calorados por los lingüistas como actos de habla mayores. A pesar de que en la vida diaria nos veamos inmersos en este tipo de situaciones, solo los estudiosos del lenguaje son capaces de dimensionar los alcances semióticos y pragmáticos que dichos actos del habla tienen a la hora de establecer los distintos lazos culturales.
El pedir la hora o el solicitar una dirección va mucho mas allá de ser un simple acto empírico ya que éste termina transformándose en una conducta social mucho más compleja de la que en apariencia podría suponerse en un principio. Desde esta perspectiva es posible determinar que lo que sucede en la comunicación es que sencillamente existen mensajes cuya información tiene un carácter netamente informativo (órdenes, datos puntuales sobre alguien o algo) y, otros tantos que conllevan cierta subjetividad tal como sucede con los mensajes que provienen del mundo del arte, la música, la danza, el amor etc.
En líneas atrás ya veíamos cómo el hablar de la cultura significaba hablar de los diferentes procesos de significación y por tanto de comunicación, así como también de la manera en que una sociedad determinada aparecía cuando en el simple entorno salían a flote las distintas relaciones de significación que terminaban por trasformar a éste en medio. De hecho, podría decirse que la cultura es simplemente un fenómeno semiológico que inventa sus propios lenguajes y a través de ellos hace posible el intercambio de objetos entre las sociedades. Y que el lenguaje es el instrumento de comunicación que le sirve a toda una comunidad para manifestar finalidades específicas. Tales finalidades reciben el nombre de funciones.
En el ámbito académico se ha venido discutiendo desde hace algún tiempo si estas “funciones” deben ser nombradas “funciones de la comunicación” o “funciones del lenguaje”. Dentro de nuestro contexto es mejor llamarlas de la segunda forma, ya que como hemos venido señalando líneas atrás, el lenguaje es el vehículo que hace posible la comunicación del idioma y todos los idiomas tienen las mismas funciones.
Antes de entrar a detallar todas y cada una de las funciones del lenguaje y la forma en que cada una de ellas posibilitan el intercambio comunicativo del hombre con sus demás congéneres (bien se a éste objetivo o subjetivo), es necesario decir que las funciones han sido clasificadas en cuatro distintos niveles así: Nivel pre-científico o pre-técnico, Nivel técnico instrumental, nivel científico y por último, el nivel estético.
En el siguiente grafico se ilustra esquemáticamente cada uno de los niveles y sus subsecuentes funciones que, luego analizaremos más detenidamente en líneas posteriores:
El Nivel Pre-científico y pre-técnico se refiere a la manera en que el hombre y el animal se identifican con la naturaleza de forma netamente subjetiva. En él los signos y el lenguaje tienen dos funciones principales: la función expresiva y la función mimética. La función expresiva es la encargada de manifestar los sentimientos del usuario. Como bien lo indica su nombre a través de ella el hombre expresa o libera sus sentimientos mediante el empleo de ruidos y sonidos; por la alteración del orden normal de las palabras; o simplemente, mediante entonaciones exclamativas y el empleo de sufijos. En términos prácticos esta función está orientada a que el emisor infiera o deduzca el estado emocional de quien le esta emitiendo el mensaje. De allí emana su carácter subjetivo. Las propias exclamaciones, el énfasis en la entonación de las palabras, la risa, las interrupciones, los gestos, la alteración del orden de las palabras, las exclamaciones, los elementos emotivos de todo tipo bien sean éstos diminutivos, aumentativos, despectivos, los adjetivos valorativos, los términos connotativos o equívocos y, por supuesto, las expresiones que hacen uso del modo subjuntivo optativo tan características del lenguaje coloquial, hacen parte de esta función. Su carácter subjetivo sale a flote cuando por ejemplo expresamos un “¡ay!” de dolor una vez nos hemos dado un golpe, cuando decimos a nuestra novia que la echamos de menos o, cuando decimos que odiamos las espinacas. Ella también se encuentra dentro de sistemas tales como la pintura, la música y la moda.
Dentro de este nivel también se encuentra la función mimética o metalingustica que se hace presente en la vida cotidiana cada vez que el hombre, mediante empleo de ruidos guturales, nasalidades y articulaciones imita los sonidos de la fauna o las formas de la naturaleza. Para lograrlo, el hombre hace uso de la onomatopeya (palabras cuyo sonido recuerda la realidad a la que se refiere (miau-miau, plaf o tictac y en las que existe una motivación entre el significante y el referente). Su foco central es el código. En ella la lengua se toma a sí misma como referente, cuando la lengua habla de la lengua.
A diferencia del nivel anterior donde el interés estaba enfocado hacia una comunicación de carácter subjetivo, en este segundo nivel conocido como el técnico instrumental las funciones giran en torno a que el hombre encuentre su propia identidad a través de lo objetivo. En él los signos y el lenguaje tienen dos funciones básicas: la función tendenciosa o conativa y la función fática o de mantenimiento.
En la función tendenciosa o conativa el hombre hace uso del lenguaje en todas sus dimensiones para llamar la atención del otro; es decir, para que ese “otro” haga o deje de hacer algo en particular. Mediante su uso pretendemos provocar una reacción específica en el receptor, quien es el que finalmente se convierte en el elemento fundamental en ella. Por excelencia, es la función de mandato y pregunta y, generalmente, sus recursos lingüísticos son los vocativos (llamativos), el modo imperativo (las ordenes), las oraciones interrogativas. También se halla presente cuando utilizamos deliberadamente elementos afectivos, adjetivos valorativos, términos connotativos (significadores) y, toda la serie de recursos retóricos. El famoso “abra aquí” tan propio de los instructivos gráficos, la expresión “cállese” o “abre la ventana, por favor” son tan solo algunos ejemplos que caracterizan a esta función, así como también lo es un determinado color en una prenda de vestir, un grito de auxilio o, un escuadrón policivo en una esquina etc. Dentro del comportamiento animal esta función también está latente cuando por ejemplo el perro ladra para salir a la calle o para que se le de de comer, así como también cuando la hembra llama al macho para iniciar el ciclo reproductivo.
Por su parte la función fática (conocida también como la función de mantenimiento), sirve para asegurar que el circuito de comunicación entre el emisor y el receptor se mantenga abierto. De ella hacen parte expresiones tales como “y entonces…” “ya veo” “umm….ya” o “bien” son muy comunes cuando la gente habla por teléfono y, en general, todas las palabras a las que se recurre en el lenguaje coloquial para cerciorarse de que el otro este escuchándolo a uno. También la función tendenciosa, conativa o apelativa aparece a través de notas muy altas o muy bajas en las canciones o mediante chistes grotescos en la obras dramatúrgicas. Unas y otros están dispuestos para mantener la atención del receptor y tenerlo siempre a la expectativa. Está orientada al canal. La finalidad es establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, o bien comprobar si existe "contacto". En esencia, su contenido informativo es más bien escaso por no decir totalmente nulo y, en algunas ocasiones (tal como sucede en las conversaciones de novios por ejemplo), éste resulta ser redundante y previsible. Por eso, precisamente esta función se asocia con la charla intrascendente sobre el tiempo, la salud y otros tantos tópicos
El tercer nivel es conocido como nivel científico y a él solo corresponde la función representativa, referencial, denotativa o simbólica que, en pocas palabras, es una especie de puente entre lo subjetivo y lo objetivo que permite el permanente diálogo entre uno y otro. A través de ella es que el hombre trasforma su mundo en la medida en que lo conoce como por ejemplo cuando alguien le dice a otro “está lloviendo”, o “la capital de Colombia es Bogotá”. La palabra y, concretamente, el símbolo, se convierte en el medio que permite comprender y entender la realidad y transformarla en objeto de la comunicación. Dentro del esquema comunicativo ella está orientada al contexto o referente y se encarga de trasmitir contenidos objetivos referidos a la realidad extralingüística. Debido a que se mantiene totalmente alejada de la subjetividad ella es utilizada para exponer hechos y realidades concretas como las que estructuran el lenguaje científico donde la entonación es totalmente neutra, su modo es netamente indicativo y prevalece la ausencia de adjetivación valorativa ya que su léxico es en esencia denotativo.
También vale señalar que a pesar de los diferentes nombres que recibe esta función, ésta se presenta cuando el emisor y el receptor se comunican algo del mundo real o imaginario al que ambos pueden referirse, hecho que la convierte en una función exclusiva del hombre.
Aunque la función representativa o referencial hace parte del lenguaje articulado, también está presente en la moda, la mitología, los alfabetos, las señales de transito, el cine y, en general, en todas aquellas manifestaciones que permiten la comunicación significativa.
El último nivel, el estético también contiene una sola función, la estética o poética. En ella, el símbolo se encarga de llamar la atención sobre su propia forma o expresión y por eso se dice que es la función orientada al mensaje mismo; es decir, que mientras en las funciones anteriores el signo se utiliza en forma práctica para expresar diferentes contenidos, en la función estética el emisor realiza “la forma de expresión” hecho que hace que ésta posea un elevado sentido de la información. Un ejemplo característico de esta función aparece cuando una mujer busca unos zapatos con un tono específico de azul para que estos “corten” mejor con el color del bolso y así producir una combinación estética más agradable para los demás. En el caso del lenguaje articulado, la función estética aparece cuando en la cotidianidad el hombre dispone de un orden determinado mucho más rítmico para decir ciertas palabras: decimos “Adán y Eva” y no “Eva y Adán” porque sencillamente por costumbre o por armonía suena mejor la primera expresión.
Esta función aparece siempre que la expresión atrae la atención sobre su forma y, de hecho puede decirse que en un sentido técnico, ella posee una elevada información. Constantemente la encontramos en lenguaje publicitario bajo la figura de lo eslóganes y también en todas aquellas manifestaciones lingüísticas en la que el lenguaje se utilice con propósito estético o chocante como por ejemplo cuando decimos ¡contamos contigo! Aquí la repetición de “cont” se encarga de atraer mucho más la atención del receptor en tanto que la hace mucho más fácil de recordar, al tiempo que también la hace más atrayente al oído.
El siguiente esquema fue el que le sirvió de base al teórico y lingüista ruso Roman jakobson para planificar las seis funciones antes mencionadas:
La comunicación humana.
Comunicación.
Elementos de la comunicación:
• Emisor.
• Receptor.
• Mensaje.
• Código.
• Canal. Las funciones del lenguaje.
Denotativa o referencial.
Emotiva o expresiva.
Conativa o apelativa.
Fática o de contacto.
Poética o estética.
Metalingüística.
-
En el año 2001 Nestor Sexe en su libro “Diseño. Com” hace clara referencia a la teoria del cartel propuesta por Norberto Chaves, teoría que a su vez está fundamentada en los planteamientos estructuralistas de Jabokson. Si se mira al detalle ello representa un gran esfuerzo en tanto que lo que lo que Chaves nos ofrece es una aplicación directa, una base concreta para entender cómo pueden operar los conceptos lingüísticos (en este caso las funciones del lenguaje) al campo de la imagen en general.
En las siguientes líneas nos detendremos a comparar cómo operan las funciones del lenguaje en términos lingüísticos y en la teoría del cartel.
Funciones del lenguaje.
Emotiva o expresiva.
Se da cuando expresamos sentimientos o deseos. Ej. : ¡Qué pena, Colombia por poco gana el partido!
En la teoría del cartel esta función corresponde a la Identificación: se presenta cuando el mensaje logra convertirse e inscribirse en algo significativo para el receptor tal como sucede con las marcas y los logotipos que logramos recordar sin esfuerzo alguno.
Mimética o metalingüística.
Cuando utilizas la lengua para hablar del propio lenguaje. Ej. : Pero, es un adjetivo calificativo.
En la teoría del cartel esta función corresponde a la convencionalidad: capacidad de la que dispone el mensaje para comunicar sus propias claves de descodificación. En ella se recurre al uso de códigos que vinculan al texto con la imagen, los buenos usos del dispositivo, la correcta lectura de la imagen por parte del receptor, la correcta composición, diagramación y selección de tipografías etc.
Tendenciosa conativa o apelativa.
El hablante quiere llamar la atención al oyente. Ej. : ¡Oye, oye, espera un momento!
En la teoría del cartel esta función corresponde a la persuasión:
En esencia es la capacidad que tiene el mensaje para producir efectos posteriores a la propia comunicación. Esta función se caracteriza por hacer uso de la seducción y también de la coacción.
Fática o de mantenimento.
Se utiliza para establecer contacto o cortar la comunicación. Ej. : Hola, ¿qué tal? ¡Adiós, hasta pronto!
En la teoría del cartel esta función corresponde al contacto:
Como puede deducirse desde su nombre mismo, esta función tiene por objetivo poner en contacto al emisor con el receptor, y para ello hace uso de llamados de atención, de incitaciones para que el cartel sea observado y, para que éste se mantenga en la memoria de quien lo ve y lo lee.
Representativa, referencial, denotativa o simbólica.
Se produce cuando el emisor utiliza el lenguaje para transmitir una información al receptor. Ej.: Son las tres y media.
En la teoría del cartel esta función corresponde a la información: capacidad de la que hace uso el emisor para trasmitir en su mensaje representaciones, ideas o imágenes correspondientes a un tema especifico.
Estética o poética.
Se utiliza cuando se busca la belleza y el mensaje oral o escrito se cuida especialmente. Ej. : Amar es cuando la proteges de la lluvia y el viento.
Amar es cuando la abrazas y te olvidas del tiempo.
A través de ella el mensaje se constituye en un hecho visual que ante todo agrada al receptor y, a través de ello es más fácilmente aceptado por el receptor.
LA SIGNIFICACIÓN: EL PROCESO SEMÁNTICO.
1. SIGNOS Y SIGNIFICACIÓN.:
La significación es el proceso en el que asociamos un objeto, un acontecimiento, a un signo susceptible de evocar.
Por lo tanto podemos decir que un signo es aquello que provoca en el organismo una imagen recordativo de otra, un estímulo asociado a otro estímulo el cual evoca a una imagen mental.
La significación es por consiguiente el proceso psicológico que ocurre en la mente que le da ese significado a ese estímulo, dicha psicología supone que todo estímulo deja una huella mnemónica en el organismo en el que todo nuevo estímulo asociado al primero puede hacer resurgir a algo.
Esta asociación según Ferdinand de Saussure no es asociada por las cosas y los objetos sino las imágenes de las cosas y las ideas que nos formamos que de ellas no formamos las que asocia nuestra mente.
2. SIGNOS Y SÍMBOLOS
Como ya mencionamos anteriormente todo signo es un estímulo asociable, pero existen dos tipos de signos.
Signos artificiales: Que están basados en relaciones de fenómenos que se localizan en la naturaleza. Como es el caso de la asociación de la nube-la lluvia.
Signos artificiales: Son aquellos de factura humana y se dividen a su vez en dos grupos, unos que sirven para representar lo real, como es el caso de una pintura o una fotografía y otros que sirven para comunicarse con otra persona que es el lenguaje articulado. Una señal un ademán son algunos ejemplos de esta clase de signos.
Ambos grupos se diferencian entre sí por su naturaleza. Los primeros son reproducción de caracteres naturales de la realidad, imágenes o iconos, los segundos son signos convencionales, símbolos.
Los signos de comunicación propiamente dichos son esencialmente convencionales: su sentido resulta siempre de acuerdo a un acuerdo entre quienes los emplean. Y es quí donde surge una nueva distinción; ciertos símbolos evocan los caracteres naturales de las cosas, como sucede con las señales de transito, mientras que otros son puramente convencionales.
Existen símbolos motivados que como su nombre lo dice son símbolos que surgen por un motivo, en motivo de algo y están los símbolos arbitrarios que son aquellos que surgen sin una razón un motivo de por medio, simplemente aparece.
La mayoría de los sistemas de símbolos son mixtos y muy pocos son puros: pero pertenecen sin embargo a uno de los siguientes grupos.
a) los signos naturales, reconocidos por nuestras ciencias y conocimiento.
b) Los signos de representación o iconos, que reproducen los caracteres naturales de las cosas.
c) Los signos de comunicación o símbolos asociados convencionalmente a las cosas que designan.
d) Los signos de comunicación icono-simbólico, entre los cuales se encuentran los ritos, la moda, los códigos sociales, etc.
3. el significado lingüístico: sentido y concepto.
Según la teoría de Ferdinand de Saussure la comunicación supone un locutor, un oyente, una cosa que el locutor quiere comunicar al oyente, y signos lingüísticos mediante los cuales comunica.
Existe por lo tanto una asociación psíquica bipolar que comprende dos términos; la forma significante y el contenido significado, y dos fases: la evocación del nombre por la cosa y la de la cosa por el nombre, es un proceso recíproco.
La comunicación será eficaz en la medida en que la imagen 1 y la imagen 2 coincidan.
Este sistema se basa en unas relaciones algo complejas:
1) Relaciones entre el concepto y la cosa: ¿Cómo se forma en la mente la imagen conceptual?
2) Relaciones entre el concepto y la imagen acústica del signo. Problema de significación.
3) Relaciones entre la imagen acústica del signo y su forma sonora actualizada.
4) Transmisión y recepción del signo.
5) 6)7) formación de la imagen acústica y del concepto en la mente del oyente y relación del concepto recibido con el objeto.
4) SENTIDO y RELACIÓN:
Las palabras no tienen sentido únicamente tienen empleos. El sentido, tal como nos es comunicado en el discurso, depende de las relaciones de la palabra con las otras palabras del contexto, y estas relaciones son determinadas por la estructura del sistema lingüístico. El sentido, o mejor, los sentidos de cada palabra, son definidos por el conjunto de estas relaciones y no por una imagen de la cual aquella seria portadora. La palabra “sentido” vuelve a encontrar así su etimología ya que indica “dirección”, es decir, orientación hacia otros signos. Esta idea es derivada de la teoría de Saussure de “valor”, ósea de la relación del signo con otras formas del lenguaje.
5. ARBRITARIEDAD y MOTIVACIÓN
El signo es arbitrario en la medida en que no existe entre el significante y el significado ninguna relación que no sea una convención entre los hablantes; en caso contrario, el signo se dice motivado.
Hay tres nociones: arbitrariedad, motivación y convección.
Gran parte de las palabras que empleamos efectivamente es motivada y dicha motivación, según los casos, determina el empleo de esas palabras y su evolución.
Toda nueva creación verbal es necesariamente motivada; toda palabra es siempre motivada en su origen y conserva esta motivación por más o menos tiempo, según los casos, hasta el momento en que acaba por caer en la arbitrariedad, dado que la motivación ha cesado de ser percibida.
En un código, todo nuevo termino es dado con su definición y en el lenguaje de comunicación por el contrario, la convención no es explícita; el sentido del nuevo término se encuentra implicado en la situación que permite al interlocutor reconocerlo e interpretarlo, y en la medida en que esta nueva palabra es reconocida, aceptada y repetida se instituye una convención.
Al principio todas la palabras son motivadas y muchas continúan siéndolo durante algún tiempo. La motivación constituye, pues, una de las características fundamentales del signo lingüístico.
MOTIVACIÓN EXGLÓTICA: cuando se basa en una relación entre la cosa significada y la forma significante, fuera del sistema lingüístico.
Hay motivación fonética, directa y natural, en las onomatopeyas que se basan en una analogía entre fónica y la cosa designada.
Hay motivación metasémica en el caso de los cambios de sentido. La significación entonces es relevada
MOTIVACIÓN ENDOGLÓTICA: cuando se origina en el interior de propio sistema glótico, es decir, de la propia lengua. La relación motivante ya no está aquí entre la cosa significada y la forma significante, sino entre la palabra y otras palabras que ya existen en esa lengua.
La motivación morfológica o morfemática es el tipo más general y mas fecundo, se basa en la composición.
La motivación paronímica, menos regular y más accidental, se basa en la comparación o la confusión de dos formas idénticas.
MOTIVACIÓN Y DEMOTIVACIÓN: todas las palabras son etimológicamente motivadas, ya sea que se trate de préstamos, de onomatopeyas, de derivados o compuestos, o de cambios de sentido.
Se concluye que en el uso cotidiano la motivación debe borrarse en provecho del sentido al que, en caso contrario, amenazaría con restringir, y aún con alterar.
En consecuencia, lo arbitrario de signo es una condición de su buen funcionamiento. Son sólo los lenguajes “puros”, como álgebra, aquellos que forjan sistemas de símbolos carentes de toda asociación extraconvencional.
Por: Eliana Pino
Liliana Herrera.
Por:
Laura Nivia
Santiago Montaño
Luisa Velez
Luisa VIllegas
EL SIGNO:
El hombre aprende los signos desde una temprana edad con el fin de comunicarse por medio de los significados que le otorga a los diferentes objetos, situaciones y seres. Algunos de los signos son descubiertos por el hombre y otros son inventados, pero todos dos cumplen la misma función, modificar nuestro pensamiento, ya que el signo es el vehiculo entre lo que pensamos y la realidad en si.
La semiologia es ciencia que estudia la relación entre el significado y el significante unificando así los conocimientos que tenemos sobre los signos.
En el documento hay un ejemplo sobre la significación y dice que se presentan básicamente 3 elementos: un sentido, un signo y un objeto o referente.
Entonces tomamos el signo $:
Signo: es el dibujo por así decirlo.
Sentido: es la información que transmite, la cual puede ser riqueza.
Referente: el objeto al que se refiere, en este caso la plata o el dinero.
Entonces podemos decir que el significado de un signo es la relación que hay entre el signo como tal y el objeto que representa.
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