sábado, 6 de octubre de 2007

Roland Barthes, Ferdinand de Saussure y las estructuras semiológicas básicas.

Augusto Solórzano

Magíster en estética

La distinción entre sintagma y paradigma.

El origen de palabra paradigma se remite al griego παρδειγμα (parádeigma) que significa modelo, muestra, patrón, molde, ejemplo o, en su defecto “ejemplar”. En general podemos decir que con el paso del tiempo su etimología nos revela aun los alcances de su significado y que éste se usa dentro del sistema de la lengua en el sentido de 'ejemplo' o 'modelo'. En esencia los paradigmas son ideas aceptadas por toda la comunidad que los toma como foco explicativo para entender y manifestar un sinnúmero de fenómenos del mundo como por ejemplo la geometría de Riemann que cambió la de Euclides, la teoría del espacio de Einstein que reformulo la de Newton. A manera de ejemplo cómo ocurren los cambios de paradigma en el tiempo, podemos remitirnos al campo de la astronomía en el que Aristóteles para explicar cuál era el lugar de la tierra en el cosmos formuló geocentrismo, modelo según el cual los demás planetas giraban alrededor de la tierra. Este paradigma tuvo vigencia hasta el advenimiento de la revolución científica, cuando Copérnico formula el heliocentrismo donde los planetas giran alrededor del sol.

En lingüística se entiende por paradigma cada uno de los esquemas formales en que se organizan las palabras nominales (declinación) y verbales (conjugación) para sus respectivas flexiones o interpretaciones. De esta forma podemos decir que el paradigma es el conjunto de elementos que pueden aparecer alternativamente en un contexto especificado tal como podemos verlo en el siguiente esquema:

El _________ alegro la fiesta

Se puede formar frases como

El padre alegro la fiesta

El niño alegro la fiesta

El hombre alegro la fiesta

El perro alegro la fiesta

El amigo alegro la fiesta

De lo anterior podemos deducir que este sistema sígnico es un repertorio de elementos que se asocian por una función común pero que al mismo tiempo se distinguen entre sí por rasgos de oposición. Pensemos por ejemplo lo que ocurre con las sillas donde es posible encontrar sillas reclinables para descansar, sillas de espaldar recto para comer o sillas universitarias para estudiar.

Por su parte, el sintagma es la yuxtaposición o la concatenación de los distintos paradigmas que un hablante selecciona en cualquier acto de habla. Dado que el lenguaje es lineal y que una palabra se produce después de otra, el orden en que éstas aparezcan dentro de las oraciones se ciñe a ciertas exigencias que han sido determinadas previamente. Cuando nosotros pensamos en signos entrelazados concordantemente estamos pensando en términos de lo que Saussure llama un sintagma. Por ejemplo en la oración “regresó + ayer + ella” Hay una relación del sintagmática entre estos elementos cuando los ordenamos coherentemente en nuestra mente y en nuestra habla así: “ayer regresó ella”

Para entender de manera más clara la diferencia entre el sintagma y paradigma recurramos al siguiente ejemplo que se aleja un poco del ámbito lingüístico:

El contenido de nuestro ropero es el paradigma y lo que

Lo qué estamos vistiendo en este momento es el sintagma.

Así pues, podemos decir entonces que un paradigma es un juego de signos asociados que hacen parte de la misma categoría o, que se asocian por una función común, en este caso dicha función es el “vestir”, mientras que, el sintagma seria algo así como la utilización de cada uno de los elementos del “vestir” traje en un momento determinado. Ampliando nuestro abanico de ejemplos, bien vale citar el caso del “habla” arquitectónica que integra un tipo de ventana y de puerta a un determinado clima y fachada especial, o cómo el “habla” mobiliaria integra un cierto tipo de nochero, un tipo de cama, y unas cortinas que juntas cumplen las funciones que ha impuesto el “habla”.

Para el diseñador gráfico esta distinción muy importante, en tanto que a partir de ella es posible dimensionar la manera en que la utilización de ciertas imágenes se convierten en verdaderos paradigmas de los que es imposible desprenderse, así como también de cómo cada elemento heterogéneo interdependiente e interfuncional es sometido a ciertas exigencias estructurales que el discurso gráfico ha impuesto a través del tiempo. Por tan solo citar en un pequeño fragmento del infinito mundo grafico contemporáneo, remitámonos a la manera en que se promocionan los automóviles, los champuses o las cremas dentales. En cada caso se recurre a un rango específico de transiciones entre las tomas, los cortes y los fundidos para resaltar ciertos efectos fantasiosos que el paradigma ya ha impuesto.

El análisis paradigmático de un texto visual requiere por tanto mirar la oposición entre todos y cada uno de los elementos del conjunto de opciones que se hacen realmente y, aquéllas que se podrían haber hecho.

Ferdinand de Saussure propuso diferenciar en el plano de lo lingüístico dos clases de relaciones entre los elementos. De un lado, la relación sintagmática entre los diferentes elementos de una cadena de signos o lo que seria lo mismo, una consideración horizontal de la cadena de signos lingüísticos y, de otro, la relación paradigmática entre un elemento y los que lo podrían sustituir en otro contexto en la misma cadena y que se excluyen mutuamente. El siguiente cuadro explica de manera concreta lo hasta aquí dicho:

EJE

P

A

R

A

D

I

G

A

T

I

C

O

EJE SINTAGMÁTICO

Vaquero

vaquera

En jeans

en pantalones

en shorts

Criando

trotando

galopando

parado

Potro

yegua

burro

mula

Podemos examinar los sintagmas y paradigmas en cualquier elemento grafico. En un Cliché cultural como lo es la publicidad de Marlboro el paradigma de donde el diseñador extrae al potro, incluye un amplio abanico de posibilidades entre los que se encuentran también, asnos, caballos de carretón, mulas, yeguas etc. La escogencia especifica del elemento “potro indómito” se da porque sencillamente el lector de la imagen establece unas relaciones connotativas en las que este tipo de semental se asocia directamente a sentimientos de libertad, praderas y llanuras anchas y abiertas, indomabilidad, masculinidad, virilidad, rusticidad, individualidad, etc.


En este caso en particular los signos en el mensaje diferirían substancialmente si el mensaje se hubiera hecho con un caballo de feria, un asno o, cualquier otro elemento del conjunto paradigmático.

La articulación.

El concepto de articulación es utilizado en la semiológia para referirse a la manera en que una unidad semiológica básica (que en este caso seria equivalente a un enunciado o frase desde el punto de vista lingüístico), es desmontable o descomponible en nuevos elementos significantes. Dicho en otras palabras, que una oración cualquiera puede ser descompuesta en pequeñas partes que por sí mismas conservan sentido.

La imagen del juego creado en 1934 conocido como “lego” (contracción de la frase danesa "leg godt", que significa "juega bien") ayuda en gran medida a entender este concepto, en tanto que cada ladrillo o pieza del juego que se articula con una sucesión de piezas da lugar primero a un muro, luego a una muralla, una casa o, en su defecto a un edificio. De igual forma, la articulación en semiótica permite tener resultados complejos que se estructuran en un número muy reducido de unidades.

En el mundo gráfico, la articulación es fundamental para entender cómo una imagen esta compuesta por signos que, a pesar de tener un significado individual, seden su significación y se integran a ésta para consolidar un sentido especifico. De igual forma que la oración “Me duele la cabeza” puede ser descompuesta en los siguientes semas (pequeñas unidades de significación definida por el análisis) “Me/ duel/ e/ la/ cabeza/”, en la imagen enfrentamos el mismo caso.


nike wayne rooney wayne rooney

Esta imagen está integrada por varios elementos icono-mano, icono-cuerpo-, icono- cara, icono cruz, icono cruz roja etc. que aislados de su sintagma siguen aun significando.

En el ámbito lingüístico el signo puede ser doblemente articulado porque puede someterse a una doble división. En la primera articulación prevalece la unión de elementos significantes mínimos: En ella el signo se descompone en partes con significado y significante, susceptibles de ser utilizadas en otros contextos. Las unidades de esta primera articulación se denominan monemas que son unidades mínimas significativas del lenguaje y que Informalmente se dice que son también las unidades mínimas que componen la palabra en la gramática . Para mayor claridad recurramos al ejemplo, “Las chicas juegan” que está compuesta por ocho monemas así.

las = (1) la + (2) s

chicas = (3) chic + (4) a + (5) s

juegan = (6) jueg + (7) a = (8) n

Según la segunda articulación, el signo se divide en unidades más pequeñas sin significado concreto. En ella se presenta una unión de elementos distintivos mínimos cuyas unidades son conocidas como fonemas que son los sonidos del habla que permiten distinguir palabras en una lengua. Como ejemplo puntual está la palabra “casa” cuyos cuatro fonemas son: /K/A/S/A

Ambos casos son importantes para tener en cuenta la manera en que al cambiar algún fonema en un signo lingüístico, cambia radicalmente su significado.
La doble articulación hace que con unas pocas unidades de la segunda articulación se pueden formar todos los monemas de una lengua, y la primera articulación evita tener que aprender un signo para cada realidad. Este carácter articulado es realmente propio y exclusivo del código lingüístico frente a los demás códigos.

Desde el punto de vista de la articulación se presentan cuatro tipos de códigos:

Códigos que no presentan ninguna de las dos articulaciones: se caracterizan porque son semas que no son analizables en significantes atómicos ni estos en elementos distintivos y combinables mínimos. Este es el caso del código del semáforo con sus característicos tres colores, el cual, no puede descomponerse en unidades menos significantes ni éstas en otras. Otro ejemplo a citar dentro de esta categoría es la del bastón del ciego.

n Códigos que presentan la segunda articulación, pero no la primera: no son analizables en significantes menores, pero sus significantes si son analizables en elementos distintivos y combinables mínimos. Este es el caso del código Morse, el alfabeto Braille, los doce semas que componen el código de los accidentes de aviación.

n Códigos que presentan la primera articulación tan solo: Numeración decimal, señales de carretera, hombreras de graduación militar.

n Códigos de doble articulación como en el caso del lenguaje verbal: semas desmontables en unidades significantes; significantes descomponibles en unidades distintivas. Es el caso del lenguaje arquitectónico, mobiliario etc. En el caso del segundo tenemos que las sillas están compuestas por partes menores (patas de silla, tapicería, espaldar etc.

Es importante anotar en este punto que sintaxis y articulación son un mismo fenómeno solo que cuando nos remitimos a la sintaxis estamos aludiendo básicamente al aspecto estructural de los semas; es decir a cómo se establecen las reglas que gobiernan la combinatoria de constituyentes y la formación de unidades superiores a estos, como los sintagmas y oraciones, mientras que, en el segundo caso el de la articulación aludimos a las posibilidades de descomposición y recomposición de los signos presentes en una oración. A manera de conclusión podemos decir entonces que al hablar de sintagma significa pensar en el todo; mientras que, al hablar de articulación, se hace necesario pensar en las partes que conforman ese todo. Dicho de otra manera, el sintagma es el enfoque sintético del sema; la articulación (desarticulación) es el enfoque analítico del mismo.

La dimensión semántica, sintáctica y pragmática del signo.

Es bien sabido que los signos tienden naturalmente a articularse en semas y complejos de semas y a insertarse en secuencias sígnicas cada vez mayores. Desde aquí, la semiótica ha considerado el signo desde tres puntos de vista o tres direcciones en lo que se conoce como “tridimensionalidad” del signo, un concepto conformado por la semántica, la sintáctica y la pragmática que fue analizado desde 1946 por el semiólogo norteamericano Charles Morris quien, para legar a esta teoría hizo énfasis en la manera en que el lenguaje verbal estaba constituido por oraciones, o sea grupos de palabras combinadas de cierta manera. Dado que estamos frente a tres nuevos términos, esbocemos un sencillo ejemplo que nos permita luego profundizar un poco más en su definición.

La semántica o referencial, consiste en asociar un significante con un significado. La sintáctica, hace referencia a la relación formal entre los signos con independencia de las personas que hablan y las relaciones con las cosas significadas: pragmática o relación con los contextos en que ha sido creado el signo. En términos muy prácticos la tridimensionalidad del signo opera así: Cuando encontramos en un diccionario la palabra “choza” el significado de dicha palabra tiene una dimensión semántica aislada ya que a través de ella relacionamos directamente el significante y significado de la palabra “choza”. Si la misma palabra “choza” se encuentra dentro de una frase, como por ejemplo “Tengo una choza grande”, el significado, al ser calificativo, se precisa. No obstante, el sintagma es aun insuficiente para dar “volumen” o “espesor” a la palabra “choza”, a no ser que relacionemos la frase con el sujeto concreto que la emplea. En este caso encontramos frente a la función pragmática.

Expuesto lo anterior profundicemos ahora si un poco más en cada uno de ellos:

La semántica, termino que proviene del griego semaino o “significar” ( a su vez de sema, “signo”) es esencia el estudio del sentido de las palabras. Este vocablo era originalmente el adjetivo correspondiente a “sentido”, por lo que tácitamente puede decirse que es el estudio de los cambios de sentido que sufren las palabras. Su estudio ha traspasado las fronteras de las palabras y hoy en día se habla de una función semántica de los colores, de los gallardetes de la marina, de los gestos, de los gritos, y, en general de cualquier signo que trasmita un mensaje. Con justa causa también se le define como el estudio que busca asociar un significante con un significado. Existen tres órdenes principales correspondientes a los problemas semánticos que atienden respectivamente a:

a) el ámbito psicológico que atiende a la pregunta de por qué y cómo nos comunicamos, que ocurre en nuestra mente y en la de los demás cuando nos comunicamos y cual es el mecanismo psíquico que se hace presente en el proceso de comunicación

b) El ámbito lógico que intenta explicar cuales son las relaciones del signo con la realidad, cuales son las condiciones en la que un signo se aplica para que éste llegue a comunicar y cuales son las reglas que garantizan una verdadera significación.

c) El ámbito lingüístico en el que se estudia cómo cada sistema de signos sigue al pie de la letra reglas especificas en relación a su naturaleza y su función.

La sintáctica, hace referencia a la relación formal entre los signos con independencia de las personas que hablan y las relaciones con las cosas significadas. Por lo tanto, puede decirse que la sintáctica estudia las relaciones de combinación o relaciones sintagmáticas que una palabra mantiene con las demás palabras de su contexto. Las funciones sintácticas más simples son las de sujeto y predicado. Dado que el nivel Sintáctico se refiere a las relaciones formales de los signos entre sí éste busca destacar la parte formal del lenguaje; es decir, el cómo hablamos, el cómo combinamos las palabras, así como también la manera en que cada palabra remite a un significado.

La pragmática o relación con los contextos en que ha sido creado o utilizado el signo estudia la manera en que los signos regulan el comportamiento de las personas en la sociedad así como también la manera en que éste está sirve culturalmente para expresar emociones, para agradar, para seducir, para ordenar, para pelearse, etc. La pragmática implica las relaciones significantes con el intérprete, o sea, con aquel que utiliza los signos ( en términos lingüísticos, es el nivel de la connotación, de los significados deflagrados por el uso efectivo del signo).

A manera de conclusión de este aparte inferimos lo siguiente: La dimensión semántica es la resultante de la dimensión sintáctica y esta relación genera a su vez un significante complejo o molecular. No es posible llegar al sintagma sin conocer los significados de los signos atómicos; pero ningún significado atómico puede precisarse sino en el contexto sintagmático. La semántica de los signos aislados es mero “diccionario”; en últimas, semántica abstracta a nivel de “lengua”

El siguiente esquema resume en gran medida lo hasta aquí dicho.

1 comentario:

Martin Ceballos dijo...

Muchisimas gracias.. estube buscando informacion de semiotica por todos lados, explciaciones de profesoores y fue en estos textos donde al fin lo entendi a la relacion sintagmactica y paradigmatica..! :D graciiias!